Que triste mi soledad sin verte
sin tener cerca el roce de tu piel,
sin poder abrazarte ni besarte
mi alma empieza a envejecer.
No se si otros labios besaran
tus labios que eran míos,
ni tampoco se si tu cuerpo
gozara de probar otra miel.
Pero se que más allá de todo
jamás tu a mi me olvidaras,
tu mente vivirá los recuerdos
que viviste junto a mi.
Yo tu recuerdo siempre llevaré
como espina clavada en mi piel,
como escarcha que cubre mi silencio,
como llanto ahogado en mi sed.